Tonterías

Es extraño, generalmente uno habla muchas estupideces día con día. Basta con sólo desconectar el cerebro de la boca unos instantes -hay quienes viven desconectados- y listo. Así es, resulta que decir tonterías es algo frecuente. Sin embargo hoy, hoy que tengo infinitas ganas de escribir tonterías no encuentro qué decir; entonces me decidí a iniciar así sin más, espero que lo que llevan leído hasta el momento haya resultado lo suficientemente tonto como yo pretendía.

Bueno y ¿por qué hoy quiero escribir tonterías? En realidad no lo sé, supongo que mi verdadero yo, el tonto, por fin se decidió a salir, o será la posición de los astros (ja ja ja qué tontería: la posición de los astros, ja ja ja, parece que lo estoy logrando) o será el remedo de café que estoy bebiendo o sabrá la chingada (¡ah! esa chingada cómo debe saber cosas), el caso es que tengo ganas de escribir tonterías. Hoy no me interesa saber por qué el cielo tiene ese matiz azul, ni por qué la luna anoche estuvo repleta, ni por qué la suma de los cuadrados de los lados de un triángulo rectángulo es tan pinchésimamente igual al cuadrado de su hipotenusa.

Hoy es un día de asueto mental, por lo tanto la mezcla de blanco y rojo no da rosa, sino azul, verde, índigo o lo que sea. Hoy no se me antoja un tequila, hasta con sotol la hago; hoy no comeré ligero, unos buenos burritos grasosos harán lo suyo; hoy no quiero amor, sólo una buena cogida. Es más, se me hace que hoy me la jalo y ya. Creo que hoy no escucho a Silvio, tal vez Arjona baste. ¡Ah, cabrón! ahora sí me aventé la estupidez más grande, me excedí. No, eso sí que no lo haré.

Tengo ganas de ser redundantemente tonto y no tengo la más mínima idea del porqué. Aunque... sí, tal vez sea mi inactividad teatral, porque ¿qué rechingados estoy yo haciendo en este mundo si no estoy haciendo Teatro?