jueves, febrero 03, 2005

Sarita y los caracoles

Un elefante se columpiaba sobre la tela de una araña,
como veía que resistía...
se echó a dormir una gran siesta,
se bebió 500 gramos de distancia
y no aprovechó aquellos brazos derramados
en plena fuga hacia su cuello
¿hacia mi cuello?
Sara vive en el octavo caracol
y sólo otros tres están habitados
ella puede (y quiere) hacer que todos vuelen
el azul, el rojo, el de las franjas doradas
pero aún no lo logra.
Por lo pronto, su favorito es el del Perro Canelo
éste es un caracol enorme, transparente
lo tiene enterrado en el jardín
ahí, justo debajo de su corazón
junto a los restos del árbol aquel que se usa
para avivar la chimenea
(olvidaba decir que Susana
constantemente desentierra este caracol. Está celosa).
Sarita con un caracol en cada oreja
-porque no usa otra cosa-
sube y baja las ventanas de la ilusión
y recolecta esperanzas acaracoladas
las desgrana después hoja por hoja
las apila, forma peldaños... y nubes
ascendiendo y cabalgando mira sus caracoles
los acomoda, los redecora, los humedece,
los cuenta: trece.
El sol desapareció tras el séptimo caracol
Sarita lloró y
"...fueron a llamar a otro elefante".

2 Permanecencias:

Blogger Lau Me permaneció diciendo:

Me gustó. Saludos.

febrero 03, 2005 8:55 p.m.  
Blogger VΣŕΘήÍǾџє Me permaneció diciendo:

Maravillosa Sarita... me encantan los caracoles.

febrero 07, 2005 1:57 p.m.  

Publicar un comentario

<< Home