martes, febrero 15, 2005

Yendo hacia el Este

Que extraño cuando se percibe una sensación de muerte, ¿cierto?

Hoy me ha sucedido algo más extraño: tuve esa sensación mientras manejaba a la oficina a las 7 de la mañana. ¿Por qué me resulta extraño? Porque antes, las veces que lo sentí fue en situaciones de riesgo inminente, como escalando, caminando de noche por un callejón obscuro, volando, etc.

Y es que manejar hacia el Este a esa hora de la mañana es realmente complicado. En esta parte del mundo, en esta época del año, a esa hora, el sol está justo empezando su ascenso y sus rayos inciden en directo sobre el parabrisas provocando que no se vea bien más allá de la nariz. Entonces, una situación común y cotidiana como lo es conducir al trabajo se tornó un asunto de vida o muerte; más si se toma en cuenta que esta pobre ciudad no está preparada para las lluvias y hemos iniciado el año con agua por todos lados, lógico es suponer que las calles parecen zona de guerra, ¡hoyos por todos lados!

En fin, sólo quise mencionarlo porque hoy por la mañana mi pulso se aceleró vertiginosamente igual que mi carro tratando de esquivar hoyos, peatones, otros autos y hasta perros. Por un momento pensé que no lo lograba. Alguna vez una niña que iba en mi carro me dijo que yo tenía tendencias suicidas, por todo aquel que, como yo, conduce a esa velocidad, es porque inconscientemente desea su propia destrucción. Bien, pues hoy más que tendencias suicidas he demostrado mi espíritu de supervivencia y heme aquí escribiendo.

“La muerte ronda conmigo hasta muy tarde en la noche. Yo voy a pie y ella en coche, silencioso, de testigo”. – Silvio Rodríguez

1 Permanecencias:

Anonymous Anónimo Me permaneció diciendo:

best regards, nice info » » »

marzo 02, 2007 4:26 a.m.  

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