Permanecencias: Bitácora de Viaje

Jueves, mayo 5. No sé si el simple hecho de que era 5 de mayo, día del concierto, me tenía en un estado de exitación permanente. Pero cuando abrí los ojos, por ahí de las 8 de la mañana, mi respiración era muy agitada y no dejaba de pensar en el concierto, "es hoy" me decía y no podía creerlo aún: ¡Estaba sólo a horas de ver al tipo que me hizo viajar tantos kilómetros y quedarme sin ahorros!

Después de un rico baño, salí a desayunar y a buscar algún lugar para conectarme a Internet, tenía que revisar mis mensajes. Empresa díficil. Y ahí me tienen entre calles y calles del D. F. sin encontrar qué desayunar y cuando lo encontraba no sabía dónde estacionarme y así se me fue el tiempo hasta parar en un estacionamiento público ya en el Centro. Decidí buscar algo ahí en el Centro, pero caminando, ya eran como las 0nce, así que para esa hora me había casi olvidado de Internet y lo único que me importaba era comer algo; por fin lo logré, una linda fondita de esas típicas calmó mi apetito. Después, ahí mismo pregunté dónde podría haber Internet y como a eso de las doce de medio día estaba yo revisando los mensajes: Tenía una cita en CU a las tres. Dejé algunos mensajes también y aprovechando el sitio en el que andaba me paseé un rato por la Alameda, visité Bellas Artes, entré a una librería (sí, ya se deben imaginar cuál) y compré dos películas, un libro y un CD de música.

Ya era algo tarde debía enfretarme nuevamente a las calles detrás del volante para llegar a CU y alla voy… Esta vez no fue tan difícil, llegué unos veinte minutos antes de la cita. Caminé un poco, disfruté de la Ciudad Universitaria, a pesar de mis visitas anteriores al D. F. nunca había estado ahí. La visita me sirvió para conocer CU y comprar un par de DVDs de Silvio que vendían por ahí.

Tomé rumbo de casa de Claudia (Mariposa), según yo para recostarme un poco, pero me paré a comer en el camino y a comprar algunas cosas y cuando llegué ya eran las 5:30 de la tarde, la cita con la Tropa era a las 6:30 en al Auditorio Nacional, ya sólo me metí a bañar y de nuevo a la calle, aunque debo confesar que me di un tiempo para jugar un poco a aquello de la encuesta... Salí de la casa un poquitín despues de las 6 y llegué al Auditorio a las 6:40, toda una proeza, rompí todos mis récords, sólo 40 minutos hasta el Auditorio.

Cuando subía las escaleras del estacionamiento hacia la explanada mi corazón era ya un tambor, un volcán en erupción, casi estaba seguro que todo aquel que caminaba a mi lado podía escucharlo, estaba en el colmo de la emoción.