Octubres, algunos octubres

Viento diurno, sonrojado, mestizo
compases valsados en plena fuga hacia el arroyo
- aquel arroyo-.

Es claro el cambio mas no el color de mi corazón
después de tantos octubres
algunos que no vi, pero que igual siento:
qué tengo yo que hablarte, comandante
si no hubo ni un minuto de silencio en el banquete,
pues prosiguió el banquete...
¿Frases? No. Verdades, dolores, heridas
sangrantes aún las más de ellas.

Lunas, lunas, lunas
con un calor húmedamente frío, necesario
con un sabor plenamente decembrino.

Detenido, pues, ante la mina de mi lápiz
acoto uno a uno mis cabellos canos
recorto, siempre sobre la línea,
los agujeros lánguidos de mis veladas encordadas
repito torpemente mi décimo ritual
omitiendo pasos ya olvidados
e irremediablemente pisando mis venas enredadas
ente las luces diáfanas de este otro octubre
terriblemente maravilloso y flagelador.

Enloquezco entre intentos de alegría
nado a la par de los gatos sobre la olas
muerdo con premura todo esto que no tengo
comparto a manos llenas esta inmensa poquedad que no dispendio
viajo sin mirar para no verme.