Teatralizando en el D. F.
El primer ensayo en la gran ciudad empezó a las cinco de la tarde y se prolongó horas y horas, la última pasada terminó a las tres de la mañana. Obviamente esa noche no hubo más que llegar a dormir y buscar recuperar fuerzas pues había que dar función al día siguiente. La levantada el Lunes 17 fue entrada la tarde y después de una comidita sólo me dediqué a recorrer los alrededores del hotel para finalmente partir rumbo al teatro a las cuatro de la tarde.
Cuando llegué al teatro aún ajustaban los últimos detalles de escenografía e iluminación. Se dio un ensayo técnico y para las ocho ya estabamos listos en los camerinos realizando el calentamiento previo a la función. El rumor del público ya se escuchaba y con ello esa hermosa emoción empezó a recorrer mi cuerpo: Era hora de empezar. La obra empezó con buen ritmo y al parecer fue recibida de buena manera por el expectador. Mi primera aparición, que tiene un sólo parlamento, sirvió para generar ese contacto necesario entre el público y el actor. La obra caminó bien, al menos así lo indicaba la actitud de los asistentes. Después, entre el público que permaneció en el vestíbulo del teatro para la firma del Pacto y el brindis de honor pude escuchar buenos comentarios acerca de la función.
Ahora que, desde mi autocrítica (que espero que siempre exista), mi actuación no estuvo a la altura de lo que debía ser, me parece que esta vez la ficción no me envolvió como suele pasar, algo no estuvo en su sitio, hablando en particular de mí, claro. En resumen: no fue una buena actuación de mi parte. Aunque me fue muy grato escuchar de labios de las personalidades ahí presentes algunas calurosas felicitaciones y eso sirvió para levantarme un poco el ánimo.
Entre ese público asistente, repleto de mujeres y hombres ilustres, desde actores, dramaturgos, poetas, políticos, ensayistas y grandes pensadores; me dio gusto saludar a la no menos ilustre Skene, con sus clásicos zapatitos lindos y su mirada de “tan pronto se me acerque Cabeto y salgo huyendo”. Y así fue, se despidó casi de inmediato, haciéndome saber que otra conocida del mundo, bloggero: Ley, había estado ahí y se había retirado tan pronto acabó la función.
En la función del Jueves en el Tetro Helénico también hizo su aparción el mundo del blog, con Mariposa de Humo, además compañera entrañable de la Tropa Cósmica y mi anfitriona de mis últimas vaciones en el D. F. Charlamos poco, porque con la compañía de teatro ya teníamos apalabrada una cena con algunas personas y algunos medios. Ojalá en la próxima visita podamos darnos el reventón bloggero que nos quedamos debiendo.
Eso fue lo acontecido en el teatro, para lo cual viajamos a la Ciudad de México, ojalá que lo que queríamos decir se haya manifestado. Para detalles de lo que sucedió tras bambalinas y mis acostumbradas travesuras (aunque hubo muy poco tiempo), por favor pónganse en contacto conmigo y tal vez, les cuente un poco.
Saludos y más.